Ajuste de cuentas

por Pablo Delucis (para UruguayTotal)

En pocas palabras…: más allá de algunas desprolijidades, Mario Handler realiza un ajuste de cuentas con el período dictatorial y un aporte a la reconciliación y a la convivencia.

El cine de Mario Handler se ha caracterizado por la forma provocativa, austera y dura con que presenta sus trabajos. Ya sea en películas de gran contenido político-ideológico como "Elecciones" (1968) y "Me gustan los estudiantes" (1975) o en otras como la polémica "Aparte" (2002), donde la mira se pone más que nada en lo social, se percibe una áspera y rigurosa manera de plantear las cuestiones.

En el caso del documental que nos ocupa, este estilo está presente más que nada en la forma y no tanto en lo conceptual. En esta oportunidad traza su trabajo con dos objetivos: por un lado como un ajuste de cuentas de su cine con el período dictatorial, y por otro aspirando a que este filme sea un aporte más a la reconciliación y a la convivencia. Si bien queda claro que no ha cambiado sustancialmente su posición ideológica, se percibe que el paso del tiempo -sumado a algunos temas personales- ha hecho su obra, apaciguando algunos planteos.

Ante una cámara fija que oficia como un atento intruso, y con los rostros de los entrevistados abarcando muchas veces la pantalla, desfilan desordenadamente personas de distinto signo como -entre otros- Mauricio Rosencof, Jessie Macchi, el ex comisario y juez de fútbol Alejandro Otero, Fernando Frontán, Henry Engler, Daniel García Pintos, y el ex coronel y hoy presidiario Gilberto Vázquez. Es justamente en la exclusiva entrevista al ex represor -que supo lucir no hace mucho tiempo bellas y rubias extensiones- donde se logra uno de los momentos de mayor intensidad y eficacia de la película. Su intervención revela con una franqueza quizás inesperada, algunos de los métodos usados por aquellos días con el fin de sacar información. Si bien el uso de esas prácticas no es un dato novedoso, no deja de ser al menos llamativo que sea Vázquez quien lo recuerde.

El resto de los entrevistados, salvo alguna excepción no demasiado honrosa precisamente, brinda sus testimonios haciendo hincapié en la parte humana de sus vivencias, pasando a segundo plano el tema ideológico propiamente dicho.

En algunos momentos, quizás deliberadamente, el mosaico de participaciones aparece un tanto desprolijo, lo que le quita un poco de fluidez narrativa a lo contado. De todas maneras, desde varios lugares, el resultado final es valioso. En cuanto a datos e información, para algunos será un repaso de algo sumamente conocido, a otros nos hará reflexionar una vez más sobre cómo nos afectó la dictadura en nuestra adolescencia con las marcas que nos dejó para el futuro; y los más jóvenes podrán entender un poco más aquél período del que tanto han oído hablar.

Más allá de estas cuestiones y del éxito en el intento, el afán de Handler por armonizar y conciliar se percibe legítimo, válido y honesto. Que no es poco.

Pablo Delucis para UruguayTotal